Por Secretario de Relaciones Internacionales MRS, Nicaragua, Héctor Mairena
El 18 de abril se conmemoró el segundo aniversario de la rebelión ciudadana en Nicaragua contra la dictadura de los Ortega Murillo. Abril del 2018 es un parte aguas antes en la lucha por la democracia en Nicaragua. Fue el estallido de la inconformidad ciudadana acumulado desde el 2007, cuando Ortega recuperó el poder. El riesgo de un régimen dictatorial de orteguismo había sido advertido por el movimiento feminista en el 2005 y por la Alianza MRS inmediatamente después de las elecciones del 2006.
- A dos años de ese hito y de la resistencia ciudadana que le ha sucedido ¿qué se ha logrado? La rebelión de abril obligó a la cúpula empresarial nicaragüense a romper su alianza con el régimen de Ortega, misma que se había mantenido en los once años precedentes. Dicha ruptura se mantiene.
- Se profundizó la ruptura con la jerarquía católica. La Conferencia Episcopal de Nicaragua, había advertido a Ortega en mayo del 2014 que “nadie es eterno”, y demandó la realización de reformas institucionales, la convocatoria a un diálogo nacional y que las elecciones del 2016, fuesen transparentes. Ortega ignoró tales demandas.
- La insurrección cívica de abril enfrentó al orteguismo en resistencia pacífica. El régimen quiso llevar a un enfrentamiento armado y recurrió a la represión con las armas, a ocupar militarmente las ciudades con los paramilitares y los policías. Pese a ello, la resistencia se mantuvo en los cauces cívicos.
- El mundo supo lo que pasaba y lo que pasa en Nicaragua. El orteguismo se desnudó como lo que es: un régimen criminal. Los contundentes informes de los organismos de DDHH, dejaron en evidencia la comisión de crímenes de lesa humanidad. Centenares de nicaragüenses fueron asesinados, más de mil fueron encarcelados y decenas de miles se vieron obligados al exilio. El régimen de Ortega ha sido condenado por la OEA y la Unión Europea. El núcleo del poder orteguista y los principales cabecillas de los crímenes, están calificados como delincuentes internacionales, y sancionados por los EEUU y Canadá
- Pero por sobre todas las cosas, se ha logrado el aislamiento nacional del régimen y avanzar en la construcción de una gran unidad nacional democrática, que, en medio de la represión y las inevitables dificultades de una convergencia de actores diversos, avanza. Los grandes bloques opositores, Unidad Nacional Azul y Blanco y la Alianza Cívica son una realidad.El orteguismo está derrotado, ya no gobierna. El orteguismo solo administra la represión-mediante el control de la policía y el ejército- desde una burbuja, lleno de miedo y sin ningún campo de maniobra, ni en lo político ni en lo económico.
La resistencia ciudadana, la presión internacional y la cada vez más evidente incapacidad del régimen de gobernar, demostrada ahora mismo ante la pandemia del COVID 19, son factores objetivos de la derrota estratégica del orteguismo.