Agenda Política de Trabajo 2024 - 2027
Adoptada en la Convención Global de Santiago de Chile el 6 de octubre de 2024
Impulsar la Solidaridad Internacional
El mundo está experimentando un cambio de época en su historia. La confianza de la gente en los sistemas sociales, políticos y económicos existentes se está viendo erosionada por los fracasos a la hora de abordar las múltiples crisis a las que nos enfrentamos hoy en día.
Las respuestas y soluciones progresistas tienen que abrirse camino a través de las instituciones y la vida pública para invertir la tendencia. Dado que los problemas que definen nuestro tiempo son innegablemente globales y están interconectados, sólo podremos avanzar si trabajamos juntos y construimos solidaridades que trasciendan nuestras fronteras nacionales. Los progresistas tenemos que reivindicar que la cooperación global, tal y como nosotros la definimos, es una fuerza para el bien en el mundo.
Nuestro mundo se enfrenta actualmente a una crisis de seguridad y paz, con conflictos y luchas civiles que afectan a todos los continentes. Las guerras y los conflictos sin resolver están perturbando las economías y desgarrando el tejido social y la cohesión de las naciones.
Todavía no hemos visto un avance decisivo en la cuestión del cambio climático y la degradación del medio ambiente. A pesar de los numerosos intentos de invertir los efectos nocivos del cambio climático, los cambios climáticos extremos siguen poniendo en peligro las condiciones de vida de más de 3.000 millones de personas en las zonas más vulnerables del planeta, según el Informe 2023 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Estas personas más vulnerables suelen ser ya las más marginadas en sus sociedades y países.
La pandemia de Covid puso al descubierto problemas sistémicos en los sistemas sanitarios y económicos de muchos países. El efecto inmediato de la pandemia fue tensar las economías y desplazar a muchos de los trabajadores pobres, dejándolos en un estado de precariedad. La crisis puso de manifiesto la brecha entre ricos y pobres. Los primeros pudieron capear la pandemia o incluso prosperar a pesar de ella, mientras que los segundos experimentaron enormes trastornos económicos y sociales. Esta desigualdad también se manifestó a nivel nacional, ya que los países ricos a menudo tenían mejor acceso al tratamiento y a las vacunas que sus homólogos más pobres.
La crisis económica es un problema siempre presente. Muchas de las crisis aquí mencionadas están ligadas a la falta de justicia económica en la economía mundial. El acceso injusto a los frutos del progreso económico parece ser un elemento fijo y no un defecto del actual orden económico mundial. A pesar de los enormes avances en las economías de muchos países, la gente sigue sintiendo malestar y penurias en su vida cotidiana. En comparación, unos pocos multimillonarios mundiales han amasado una riqueza que empequeñece el PIB de algunos países. Esta concentración de riqueza y poder les confiere una gran influencia a la hora de determinar la trayectoria de las economías nacionales.
Todavía no se espera que el mundo invierta el declive democrático en curso. Este declive democrático, caracterizado por ataques a la libertad de los medios de comunicación, elecciones injustas, corrupción y maquinaciones de las instituciones políticas por parte de titulares autoritarios, persiste en todos los continentes. Los populistas de derechas y los movimientos autoritarios están ganando terreno, incluso en países con una larga historia de instituciones democráticas liberales.
En el ámbito del avance de la justicia de género, no estamos alcanzando nuestros objetivos.El reciente Informe de Progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible indica que no vamos por buen camino para alcanzar los objetivos de igualdad de género. Los derechos de salud sexual y reproductiva de las mujeres están siendo vulnerados y la violencia contra ellas sigue siendo elevada.Estas tendencias corren el riesgo de obstaculizar nuestros objetivos generales de crear equidad en nuestras sociedades.
Como progresistas, socialistas y socialdemócratas, nuestro compromiso con las causas de la libertad, la justicia social, la solidaridad, la igualdad de género y el internacionalismo debe manifestarse en nuestro trabajo concreto y coordinado como fuerza política. Nuestra misión de transformar el siglo XXI en una era de progreso y cooperación tiene que cobrar impulso.
Para esta legislatura, consolidaremos nuestro programa de transformación y daremos impulso a la solidaridad internacional. Uniremos a las fuerzas progresistas y crearemos consenso en torno a soluciones programáticas sobre la promoción de una gobernanza económica justa, la paz y la seguridad común, la sostenibilidad y la resiliencia democrática.Fomentaremos las condiciones políticas y daremos prioridad a las plataformas para que las fuerzas democráticas forjen mayores unidades para la protección de los derechos humanos y las libertades en todas las partes del mundo, especialmente en aquellas donde están más amenazados.Nuestros vínculos con los sindicatos, los movimientos sociales y la sociedad civil nos brindan la oportunidad de reforzar nuestra agenda progresista colectiva y la cooperación transfronteriza.
Nos embarcaremos en un diálogo y una cooperación estratégicos Norte-Sur.El internacionalismo debe ser nuestra respuesta al creciente aislacionismo y nacionalismo.Las guerras en curso en Europa y Oriente Medio, junto con la creciente tensión entre Estados Unidos y China, amenazan con perturbar no sólo nuestro orden económico, sino también con crear más tensiones entre las naciones.Junto con nuestro impulso para garantizar un orden internacional basado en derechos y normas, debemos esforzarnos por internacionalizar los avances que han logrado nuestros movimientos.Los pueblos de los países en desarrollo merecen los mismos beneficios y protecciones que los Estados del bienestar creados por partidos y gobiernos socialdemócratas y socialistas de éxito.
Al posicionarnos para influir en la creación de alternativas, estamos renovando el argumento a favor de una narrativa global de que la socialdemocracia puede hacer frente a los retos de los tiempos actuales.Nos comprometeremos activamente con las organizaciones multilaterales y multinacionales para influir en las soluciones progresistas.Las organizaciones multilaterales existentes, como el ECOSOC de las Naciones Unidas, la Unión Interparlamentaria y los organismos intergubernamentales regionales, son plataformas en las que nuestros esfuerzos pueden coordinarse mejor.
A pesar de los enormes avances en las economías de muchos países, la gente sigue sintiendo malestar y penurias en su vida cotidiana.En comparación, unos pocos multimillonarios mundiales han amasado una riqueza que empequeñece el PIB de algunos países.
Lea aquí el documento completo
251KB